Dos infartos y una operación de corazón retiraron a Luis Miguel Molina Mochón del mundo laboral con 45 años. “Cuando me jubilé -comenta- no sabía si iba a vivir mucho o poco y decidí aprovechar el tiempo que me quedara montando a caballo. La doctora me dijo que no era bueno para mí, que me generaría estrés. Pero yo creo que el caballo es lo mejor que me ha pasado, me ha dado la vida”.
Desde entonces Luis Miguel pasa unos seis meses al año recorriendo España a caballo, en todas las direcciones, siguiendo viejos caminos, calzadas romanas y vías pecuarias “el mejor libro -dice- son los caminos, su historia y sus gentes”
La relación de Luis Miguel con los caballos se remonta más de cuarenta años atrás, cuando comenzó a colaborar en la empresa de turismo ecuestre que había montado Avelino Ardura, llevando gente de ruta “los fines de semana y durante las vacaciones, aprendiendo sobre la macha. Luego he aprendido más cosas viajando, practicando y leyendo”.
De sus muchas rutas, destaca una de las primeras, la que le llevó de Mijas (Málaga) a Asturias en pleno invierno “Salí el 4 de enero de Mijas y llegué a Asturias el 12 de febrero. Había bajado a Mijas dos años antes y decidí cruzar España a caballo en invierno, saber cómo lo hacían los romanos. Me levantaba cuando el sol empezaba a calentar el equipo y a las cinco de la tarde había que empezar a buscar sitio donde dormir, alguna vez a 16 grados bajo cero. Subí de vuelta con mi caballo Grey y una yegua española que me habían regalado en Mijas.”
¿Siempre con caballo de reata?
Al principio sí. Es muy cómodo y ahora está muy de moda por la influencia de lo que se hace en Estados Unidos. Llevas unas super alforjas, pero también demasiadas cosas. Con el tiempo he aprendido a llevar lo justo. En esa ruta tenía poca información, no había nadie que te asesorara, y la hice con dos capas del agua del ejército alemán, que se unían con corchetes, y un buen saco de dormir.
¿Cómo planificaste la ruta?
Yo vivía en Asturias y veraneaba de niño en Málaga. Todos los veranos bajábamos por la Vía de la Plata y desde crío siempre soñé hacer ese recorrido a caballo. Tenía memorizado el camino y lo único que tuve que hacer es sacar pueblos y luego investigar caminos. Ahora todos los caminos van a Santiago, pero aquí hay una vía pecuaria que sale de Barrios de Luna que llega hasta Extremadura. Está también la Occidental Leonesa y la Oriental Leonesa, que existen todavía. Lo único que hay que hacer rescatarlas, apuntar cuatro pueblos y luego preguntar. La orientación es Sur. En Córdoba y Granada tienes los caminos de los califatos, caminos que van por Sierra Morena…En muchos casos haría falta un GPS para poder elegir ente cuatro caminos, pero yo saco Google Maps, pongo el nombre del pueblo, y me dice por donde seguir.
¿Estos caminos están documentados?
Bueno. Ahora todos esos caminos están en el aire. Las calzadas romanas son hoy las Autovías. La Vía de la Plata dió un nombre a un itinerario, pero no quiere decir que hoy la calzada romana sea el Camino de Santiago, ya que va por otro sitio y, en algunos casos, la pisas. Además de las vías pecuarias y las calzadas romanas están los cordeles. En Castilla y León hay más kilómetros de vías pecuarias que vías de tren de Renfe en toda España. Si no caminamos a caballo en España es porque no nos da la gana.
¿Cuál es tu visión del turismo ecuestre? ¿Hay cosas a evitar?
¿Qué malo puede traer el turismo ecuestre? Cuantos más caballos estén haciendo turismo ecuestre todo funcionará mejor. Hay que resolver determinadas necesidades y que los ayuntamientos faciliten las cosas. El caballo está metido en el código de circulación e, incluso, no tendrías que recoger el estiercol. Nadie se queja por que pase un rebaño de 5.000 ovejas por una vía pecuaria, porque llama la atención, como tampoco nadie pone pegas a los caballos en El Rocío o en Guadalupe, pero luego hay sitios donde pasar a caballo es un problema.
Cuando empecé con Avelino hubo grandes cambios, empezamos hacer rutas largas, pero desde entonces las cosas han cambiado poco. Sigue habiendo los mismos fallos, travesías de una o dos horas, lo que es un paseo. En Gredos hay algún ejemplo de cosas bien hechas, con una oferta variada, rutas largas, paseo en familia, alojamiento, gastronomía, y clientes que repiten. Ofrecen paquetes multiaventura completos para una semana. Creo que la clave está en crear propuestas de una semana con un programa cerrado.
¿Cómo has ido evolucionando?
Sobre todo, quitándome muchos trastos de en medio. Creo que viajar a caballo es mucho más sencillo. Antes nadie llevaba caballos de carga, a menos que llevase mercancías para vender. Ibas con un caballo, un maletín y lo justo. Lo que pasa es que antes había más posadas que hoy gasolineras. El problema es dónde me quedo a dormir con el caballo. Yo tengo el punto cogido al tema y “trabajo” mucho con los ayuntamientos. Les llamo y les digo que soy un peregrino en ruta y que necesito un lugar donde dormir con el caballo. En muchos casos te dejan polideportivos, vestuarios de las piscinas, plazas de toros. En Castilla y León busco las eras que hay fuera de los pueblos. Lo primero que hago es ir al bar del pueblo, si lo hay, y preguntar, y se te abren las puertas en todos los sitios.
Mi intendencia incluye dos toldos de 3x3m, un saco, una bolsa grupera que me hago yo y dos alforjas, con ropa, hornillo, un kit de montaña y poco más para hacerme sopa o cualquier otra cosa, porque tienes tiempo para muchas cosas.
Ahora se habla de autonomía a caballo, pero tu practicas la autonomía y la supervivencia.
Si, antes llevaba muchas cosas que ya no llevo: pastillas de encender fuego, varillas para los toldos clavijas. Ahora todo lo saco del monte, palos, varas. Cuerdas si llevo, mosquetones y quitavueltas. Cada día practico más la supervivencia en montaña, también para comer.
¿Desde el punto vista mental, emocional, psicológico ha cambiado tu vida?
Mucho. Yo tengo un problema grave cuando vuelvo después de una travesía de cuatro meses: me doy cuenta de que no eché de menos nada de lo que tengo en casa. Los dos o tres primeros días me cuesta mucho estar. Está comprobado que después de 28 días fuera de casa ya te acoplas, por eso te cuesta volver después de las vacaciones. Es ese punto en el que estás en la tesitura de quedarte o volver. Después de 4 meses fuera de casa te aclimatas a vivir fuera, a bañarte en los ríos, a lavar la ropa en el río, a arreglar equipo, a cuidar de tu caballo … Cuando vuelves, te das cuenta de que estas en casa y no necesitas nada. Sí, eres de aquí, vives aquí, pero nada más. De cara a este viaje que quiero hacer, quisiera antes despegarme, por eso quiero pasar el invierno fuera. Voy a hacer primero un viaje de unos tres meses, hasta julio. Volveré y pasaré un par de semanas por la codillera, y en agosto o septiembre me voy hacia Mijas, donde me quedaré todo el invierno.
¿Qué recorrido vas a hacer hasta julio?
Quiero coger el Camino de Santiago primitivo que va de Oviedo a Santiago en Salas, que está cerca de casa, y hacerlo hacia atrás, hacia Oviedo. En la parte alta de Oviedo tomaré el camino que va a Covadonga, el GR100, sin llegar a Covadonga para coger el Camino de los Monasterios que me lleva a Santo Toribio de Liébana sin legar el templo. Seguiré el Camino Lebaniego hacía Agilar de Campoo, en Palencia, para coger el Pisuerga y salir encima de Burgos. De camino en camino, por caminos que se han andado en cualquier circunstancia.
Una vez en Burgos, hay diferentes opciones. Igual bajo a Covarrubias para ver a la gente de los Caballos del Arlanza o tiro hacia Jaca para ver a un amigo que hacía rutas a caballo y se fue a Jaca. Voy a volver por la vía Aquitania, que va más alta que el camino Francés. Quiero buscar un trazado tirando un poco más al norte, entre la cordillera y la meseta. Esta vez quiero bajar a Mijas por Lugo, ir casi a Santiago y bajar por el Camino Real de los castellanos, por Sanabria y, antes de Zamora, coger la raya de Portugal y bajar por ella para conocer todo el tema del estraperlo que se hacía por allí, también la zona de los carlistas que había por Vitigudino.
Hoy viajamos queriendo llegar cuanto antes al destino. En tu caso ¿el camino es más importante que la meta?
Si, por supuesto. El destino se vive todos los días y es todos los días. Vas eligiendo, lo marcas tú cada día, eliges dónde ir y dónde parar. Hay gente que me pregunta si llevo algún libro y les contesto “dónde puedo aprender más que en los caminos y en las gentes que hay en los caminos”, especialmente en un país como el nuestro, donde tenemos de todo: historia, cultura, tradiciones, fiestas…
Llegaste a ir a Normandía
No, tuve un problema en Vitoria. Se rompió un puente cuando estaba cruzándolo con el caballo, que se quedó atascado entre las tablas. Otra persona a caballo tuvo el problema un poco antes, su caballo se quedó colgado del puente, y tardaron 5 horas en sacarle. Al mío dos horas y media. Decidí no continuar por el tema mío del corazón y la pastillas. También pensé que, en Francia, si te pasara los mismo, primero pagas y luego te sacan. El que iba delante mi si pagó pero luego fue a juicio, porque no había nada que indicara que no se podía cruzar el puente a caballo, en mitad de una ruta verde de 67 kilómetros. Yo iba hablando por teléfono con Avelino (Ardura) cuando se rompió el suelo sin más.
¿Cuál es tu tipo de caballo?
He tenido un tres sangres cruzado con yegua de montaña, ahora tengo un anglo hispano de 171 a la cruz, también un hispano árabe y un palomino cruzado con lusitano. Más que la potencia o la raza, lo importante es que esté sano y la mano del jinete. Cada 5 o 6 días hay que descansr un día o día y medio. Que coma bien, que disfrute y se relaje.
¿Cómo resuelves el tema de los herrajes?
En mi primer viaje largo cambié siete veces de herraduras en un mes y medio y me di cuenta de que eso no podía ser. Al final encontré una solución, que a mí me va bien. Utilizo unas herraduras de 10 mm de grosor colocadas con 8 clavos cada una. La herradura lleva embutidas unas vidias que sobresalen y luego la cabeza de los clavos. El desgate empiezas en éstas, luego las vidias y, finalmente, las herraduras. Yo he llegado a recorrer más de 1.200 kilómetros con las mismas herraduras sin problema.
Qué es lo que más te frustra en tus viajes
Lo que más me molesta es encontrar una vía pecuaria cerrada. Hay muchas fincas que las cierran, especialmente en Extremadura. Hay casos donde encuentras un paso canadiense y a su lado una puerta cerrada con candado. Yo no me doy la vuela, corto el alambre y paso. La Guardia Civil me dijo una vez que mejor no abriera las puertas por si hay una denuncia. Ya no llamo a nadie, corto y sigo y si me encuentro con alguien que me llama la atención le explico que eso es un camino y que puedo pasar por él.
¿Y qué pasa con las ciudades?
Hay ciudades por las que se pueda pasar sin problema, León, Salamanca, Zamora y otras donde hay caballos como Málaga y Sevilla. El problema es cuando hay una normativa municipal que lo prohíbe. En el caso de Ávila, no se puede pasar al otro lado de la muralla. Pero yo no iba a renunciar a recorrer la ciudad a caballo y lo hice a las 6 de la mañana.
¿Y acampar?
Acampar, es una cosa y vivaquear. Tienes derecho a que, si te pilla la noche en la montaña, puedas parar y pasar la noche donde consideres. En los pueblos pequeños no suele haber problemas y siempre hay alguien que te dice donde pasar la noche. Yo he dormido muchas veces en el monte, en Monfrague, en Atapuerca y otros muchos sitios. Montas el campamento por la noche y lo desmontas por la mañana. En estos casos lo ideal es llegar a un sitio, controlarlo y esperar a que se haga de noche. Lo que no hago nunca es desmontar si ya es de noche. Me pasó hace poco al lado de mi pueblo. Estaba durmiendo y a eso de la una de la madrugada llegaron unos guardas y me dijeron que me tenía que ir. Yo les dejé claro que no me iba a ir a esa hora. Les dije que era la una de la mañana, que hacia cuatro bajo cero, que yo estaba muy calentito en el saco y que me iría por la mañana. Al final se fueron y yo seguí durmiendo.
¿Qué haces en esos ratos donde ya está todo hecho?
Aprovecho para buscar la ruta del día siguiente en Google Maps con el móvil, a conocer la historia del pueblo al que voy, a llamar al ayuntamiento de turno para ver si me indican dónde puedo pasar la noche, también viendo algún documental … Si tienes móvil y cobertura tienes muchas cosas que ver y que hacer. Casi siempre programo la travesía del día siguiente, viendo y eligiendo los caminos que hay para llegar. Si consiguo hablar con el ayuntamiento, a veces me dejan la plaza de toros u otro espacio y cuando llegas al pueblo, te encuentras un paquete de forraje y un sitio donde dormir. Si el caballo tiene un sitio con comida y seguro, me puedo acercar al pueblo, darme un baño, tomarme unos vinos, y dar una vuelta para conocerlo.
De la gente qué destacas
Yo estoy encantado. Tengo muchos y bueno amigos allí por donde he pasado. A veces me llaman para saber si voy a ir de nuevo. Este año voy a ver a muchos amigos camino a Málaga y en Mijas ya me están esperando para pasar el invierno.
También está esa otra gente que no aparece en ningún sitio, la típica que, cuando llegas a un pueblo y preguntas, te dice que mejor te vayas al pueblo de al lado. La ventaja es que das la vuelta a la esquina y te encuentra a otro que te da todo. Viajando por los pueblos y, sobre todo, con la gente del pueblo, te das cuenta que son muchos más los buenos que los malos. Sobre todo, esa gente mayor que estuvo a caballo y en burro, que iba a la feria por los caminos y que cuando llegaba al pueblo de desrtino dormía en un pajar de algún conocido.
Estamos hablando de no hace mucho, de los años 50 y 60 del siglo pasado, cuando la gente no se movía en coche y si en caballerías. Luego están esos momentos en los que te rodean los mayores y te preguntan por donde has venido, si ese camino todavía existe y te cuentan los que ellos utilizaban para vender la leche, para comprar el pan o pasar al otro lado del monte.
Muchos de esos caminos se han ido borrando por falta de uso.
Eso es una pena. Son caminos que iban de un pueblo a otro. Como mucho queda el camino vivo hasta dos kilómetros de la salida, porque da a una finca o una huerta, pero luego se acaba. Ahora está la concentración parcelaria, con sus caminos de tierra. Cuando bajo de Asturias a Málaga, salvo las ciudades, voy siempre por caminos de tierra, la mayoría de concentración parcelaria. Son pistas kilométricas. Caminos de los de antes ya te encuentras menos. El algún paso de montaña, como en Bejar. En Asturias la orografía ayuda a que se mantengan y todavía queda gente que los cuida. En todo caso, hoy el que no viaja a caballo es porque no quiere o no tiene tiempo.
¿Qué recomendarías a la gente que le da respeto salir al campo?
Muchas veces me preguntan si no tengo miedo. Y respondo que a qué, si no hay depredadores. Lo que tienes que hacer es acostumbrarte a los ruidos que hay en el bosque. Puedes empezar sin caballo. Se trata de relajarte y dormir. Vemos demasiada televisión. Si alguien me atracara en el monte a las 12 de la noche le diría, ¿pero tú que haces, eres tondo?
Para viajar a caballo tienes que hacer lo que hicimos todos, salir con el caballo, ir aprendiendo y acostumbrar el caballo a todo. A todos los ruidos, motos, tractores, a los sustos, a todas esas cosas que te puedes encontrar. Un caballo debe estar acostumbrado a todo lo que hay en el campo.
Una vez, en un semáforo, se puso una ambulancia a mi lado y de repente conectó la sirena y mi caballo ni se inmutó. También hay que aprender a perderse. Hoy con un GPS o manejando Google Maps todo es más fácil. También se puede hacer algún curso, como se hacía antes, o comprarte un GPS y descargar rutas dde Wikiloc y seguirlas tramo a tramo. La verdad es que perderse en un país como España, donde cada quince o veinte kilómetros hay un pueblo, es difícil. Otra cosa es en alta montaña, en Picos o el Pirineo. Pero no hay que meterse por ahí si no se está preparado. Hay que probar y practicar. Salir con gente que sepa…
Cómo es tu relación con los caballos
Yo hablo continuamente con ellos, los cepillo, los acaricio. Tienen una enorme sensibilidad. Puede haber una conexión mental, pero antes tiene que haber un vínculo muy grande con el caballo, estar 24 horas al día con él. El caballo aprende a base de repeticiones. Ahora está de moda el coaching y la doma natural pero para que el caballo esté hecho hace falta tiempo. Del caballo destaco su belleza, todo lo que ha hecho por nosotros y todo lo que podemos hacer con él. Yo tengo un problema de salud, me canso rápido, pero el caballo me da la libertad de recorrer España. Para mí, son mis piernas y mi corazón, como no voy a quererles, les estoy agradecidísimo
¿Cuántos kilómetros habrás hecho a caballo?
Muchos, nunca lo he calculado… quizá 20.000, o más. La ruta más larga que hecho fue la del Cid, desde Asturias hasta Valencia, 1.100 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Lo que pasa es que yo hago muchos dientes de sierra y me salieron unos 2.800 kilómertros. Cuando bajé a Málaga, de vuelta pasé por Plasencia, subí a Ávila y a Palencia. La más larga será la que haré a finales de verano a Málaga. Quiero dar una vuelta larga por Granada, Córdoba, Sevilla, Almería, Extremadura, Portugal y la zona de la Raya … Quiero hacer muchas cosas y espero que todo salga bien.
¿Qué montura usas?
Pase muchos años con una mejicana de pomo ancho. Ahora tengo dos Zaldi, la “Tuareg” y la de “Montaña”, que será la que utilizaré en este viaje. La Tuareg me gusta mucho porque es muy alta en la zona de la cruz y tiene un agujero muy grande es esa zona, que ventila refresca al caballo. Es muy buena para rutear, muy cómoda y permite llevar carga.
Para ti, el móvil y Google Maps son herramientas claves, como lo cargas.
Llevo una placa solar que me da autonomía para cinco cargas, no sólo del movil sino de liternas y otras cosas. Todo vía USB. Además, cada dos o tres días busco un lugar donde poder enchufar.
Que prefieres, frío o calor.
El frio, me encanta. Con la nieve no tengo problema, aunque tuve una mala experiencia con dos caballos aquí en la cordillera. Salió mal pero salí bien. Me di cuenta de que no hay que jugársela, hay que ser prudente. Hace poco estuve durmiendo en la nieve a 7 bajo cero. Prefiero esto al calor. En el equipo llevo una colchoneta hinchable, dos toldos, uno de techo y otro de suelo, saco de dormir, cuerdas, una de 10 metros para que paste el caballo, y una sierra de mano que es fantástica y que ha sacado de más de un lío. Me paso la vida cortando, bordeando o arrastrando árboles caídos en mitad del camino, porque, por norma, nunca voy para atrás.
Qué parte de España te falta por recorrer a caballo
Simplificando, Castilla La Mancha, Levante y Cataluña. He estado en estas zonas pero no las he recorrido como a mí me gusta. Estuve en las Laguna de Ruidera e, incluso acampé dentro. Ahora quiero ver cómo va la Ruta de Quijote. También estuve en Valencia, pero muy poco. En todas partes hay cosas que hacer y ver.
Javier Villamor | Viernes, 24 de Febrero de 2023 a las 12:10:43 horas
Gran paisano. Ha q fomentar el caballo y abrir vías pecuarias y caminos. Tenemos q volver al campo y ver menos tele q nos atonta.
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