Sentí la llamada a la aventura desde niña. Soy domadora de mustangs salvajes, amazona de raid y líder de viajes a caballo. Hago de mi pasión por los caballos mi estilo de vida (cada día).
Me inicié haciendo completo (doma, salto y cross), luego empecé a salir al campo con mi yegua, las dos solas, durante horas. A veces nos perdíamos, recuerdo salirnos del camino para explorar y acabar arañadas por las zarzas para subir a lo alto de una colina y así encontrar referencias de vuelta, pero era lo que más me gustaba hacer.
Así que, de la mano de un buen amigo y mejor equipo, me pasé al raid: más kilómetros, más horas, más velocidad… y a los viajes a caballo: más caballos, más estilos, más países, más paisajes, más continentes, más culturas, ¡más!
Toda mi vida me he rodeado de caballos y tengo la titulación técnica oficial, pero también tenía que estudiar una carrera “de verdad”. Así que me gradué en Comunicación Audiovisual, y he trabajado rodando películas y series durante años. Te contaré un secreto: imagina la escena a caballo más fascinante que hayas visto nunca en el cine. Puedo asegurarte que la realidad supera la ficción. Por eso ¡decidí salir a vivir aventuras de verdad!
Cada paso y cada tranco me han llevado a lugares tan terribles como maravillosos. Siendo profesora de pony club y guía de rutas en España, descubrí cómo enfrentarme a mis miedos y superar mis propios límites. Trabajando en Francia, para un equipo de raid de élite mundial, desafié tanto mi resistencia física como mi fuerza de carácter. Y los años que he pasado en un rancho muy especial en California, domando y entrenando caballos salvajes, han tallado mi relación con los animales. Es un estilo de vida duro, sí, pero yo soy feliz con barro en los pies y alfalfa en el pelo. Mis dos queridísimas abuelas me llaman “salvatge” y “salvaje”.
Pero la prueba definitiva, o como me gusta llamarla: el Reto de Fuego, tuvo lugar en el Gran Cañón (Arizona, USA): monté durante días un resistente mustang, bajo condiciones extremas, con solo un mapa de papel (sí, sin gps) y a cargo de un amigo jinete menos experimentado (que, por cierto, se quedó sin agua en la milla 2, así que compartimos la mía). Nunca olvidaré esta gran aventura, y ¡qué bonita!: rocas rosas y lilas, arena roja y naranja, árboles verdes y azules… Por la noche, tumbada a solas bajo las estrellas, sin las interferencias mundanas de la rutina, rodeada de caballos y de naturaleza, me di cuenta que eso es lo que quería hacer el resto de mi vida.
“No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”.
Soy tour leader porque yo no he llegado sola a ningún sitio. Siempre me han ayudado: mi familia, mis amigos, mis mentores, los caballos e incluso extraños, que ahora son también amigos, y seguro que mi Ángel de la Guarda (a quien le doy mucho trabajo).
En medio del Sáhara, al galope tendido a más de 55km/, da la sensación de ir tan rápido como el viento, gritando cual guerrera, sobre un incansable semental árabe-bereber, dejando atrás una estela de polvo y los cascos haciendo retumbar el terreno como si fuera un tambor gigante. Hace falta un ángel de la guarda si, como yo, ese día te puede el ser jabata y eres lo suficientemente mema como para hacerlo sin casco. No perdamos la cabeza.
No sé si lo habéis notado, pero la mayoría gente del mundo ecuestre está un poco crazy. Y en viajes a caballo, alguien ha de velar por mantener al grupo con vida. Con mis cómplices de aventuras a caballo tenemos una regla no escrita: “no es una aventura de verdad hasta que alguien no llora y alguien no sangra”. Y el lema del rancho es “have fun, don’t die” (diviértete, no mueras).
Me dedico a retar y hacer felices (por mi experiencia, suelen ser factores directamente proporcionales) a jinetes y amazonas de todo el mundo sobre caballos distintos y en lugares diversos.
¿Ejemplos dices?
¿Quieres pasear por la playa y mojar los cascos en la orilla? Mejor monta a pelo, adéntrate hasta que os llegue el agua al cuello y salta las olas. Luego rodamos en la arena como croquetas junto a los caballos. Nos cayó la noche de vuelta al campamento y recorrimos las dunas de algas, que son como una montaña rusa adornada de garrapatas, sin apenas ver nada, pero si oímos algunos ruidos misteriosos.
¿Quieres una ruta entre bonitos árboles? Vayamos hasta los Red Woods y montemos entre sequoias gigantes y pasemos por dentro de ellas, galopemos entre helechos tamaño Jurassic Park como si nos persiguieran los dinosaurios, y crucemos puentes colgantes que tiemblan en cuanto el arabito que montas pone una pata sobre ellos.
¿Te gustaría conocer el rancho? Ven un par de días y seguro que en las primeras 24h nace algo, se muere algo y los nuevos mustangs arrasan la valla a media noche para jugar al escondite en el campo de limoneros del vecino. No olvides traer casco y linterna.
¿Sigo?
Porque si quieres otra aventura en el alto desierto, podemos llevar caballos de carrerassalidos del hipódromo, acampar durante días en medio de la nada o entre cactus, acumular kilómetros bajo el sol y el viento y más viento (que les encanta a los caballos de carreras) y más viento. Ah, y vayamos el único día al año que llueve en el desierto.
Todos ellos bonitos recuerdos, increíbles viajes y mejores aventuras.
La aventura implica riesgo y, tarde o temprano, algo surgirá que requiera resolución. Pero eso no es responsabilidad de los viajeros y la empresa responsable está en otro continente… El tour leader es esa persona necesaria in situ para gestionar los imprevistos que puedan ir surgiendo durante el viaje. Se requiere mucha comunicación, determinación y paciencia (virtudes que también nos enseñan los caballos).
Mi próximo viaje a caballo es por Mongolia, este julio, en colaboración con Bronco, una empresa europea de viajes a caballo por todo el mundo: Jordania, Turquía, Kenia, Bulgaria, California, España, Namibia… y pronto otras sorpresas. ¿Por qué con Bronco? Porque conozco personalmente a la CEO, y sé que ella también lo hace desde el corazón y en favor de la gente y las culturas locales. Solemos decir que no nos haremos ricas, ¡pero tendremos muchas historias que contar. ¿Cómo funciona? Si el viaje a caballo fuera una película de acción (y ya sabemos que será aún mejor), te diría que tú (cliente) eres el héroe protagonista, los locales (guías) son los aliados, Bronco (tour operator) es el centro de operaciones y yo (tour leader) soy la mentora sobre el terreno.
“Si quieres llegar rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado.”
“Your vibe attracts your tribe”
No hace falta ser un héroe o heroína para embarcarse en un viaje a caballo, pero lo serás al final del mismo. Siempre hay una primera vez ,y si te gustan los caballos, viajando con ellos experimentarás emociones y conexiones que no pasan en la pista o en la ruta de cada fin de semana. Explorar la naturaleza, dependiendo tu caballo de ti y tú de tu caballo, genera una vínculo muy especial, y es algo que no se puede explicar, se ha de vivir.
Viajar a caballo me hace sentir viva, libre y courageous, y quiero compartirlo. Mi sueño es una comunidad, una especie de club o tribu, con gente de todo tipo, todas las culturas y edades, pero con una cosa en común: amor por los caballos. Una comunidad con la que intercambiar experiencias y compartir viajes a caballo por todo el mundo.
Almas salvajes, espíritus aventureros, exploradores intrépidos ¡encontrémonos! ¡juntémonos! y ¡viajemos a caballo!
“Qué es más importante” pregunto Gran Panda, “el viaje o el destino?” “La compañía.” dijo Pequeño Dragón.
catalina.camp02@gmail.com
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