Santiago no es el final, es el principio del Camino

Un herraje curioso, que atrajo a muchos curiosos, ya que se realizó en medio de la acera en plena calle, ante el asombro de muchos de los vecinos. Para no perder tiempo salimos hacia Ponte Ulla, donde llegamos avanzada la tarde. 

Al día siguiente llegamos a Marrozos,  a los pies de Santiago de Compostela donde, tras muchas llamadas e emails al ayuntamiento y a la policía local, conseguimos superar los muchos obstáculos que nos ponían para poder entrar a la Plaza del Obradoiro con nuestros fieles equinos.

Chove en Santiago
meu doce amor.
Camelia branca do ar
brila entebrecido o sol.

Federico García Lorca

Ya es la tercera vez que llego a caballo a Santiago, y no dejo de tener una sensación especial, que no se puede explicar, pero que os recomiendo que tratéis de poder experimentar.

Aprovechando el descanso de dos días que dimos a los equinos, Flotence y tyo nos fuimos a Finisterre en autobús, una visita obligada. Ya en Santiago, me planteo varias opciones a la hora de volver a casa, en Cistellas, cerca de  Figueres. Son casi 1.300 kilómetros. 

Puedo ir por el Camino Francés o por alta montaña, un recorrido más duro y muy complejo por su dificultad.  Lo iré estudiando. Mientras tanto nos dirigimos a Palas de Rey. Tengo curiosidad en ver el Castro de Castromaior, uno de los yacimientos arqueológicos de la Edad de Hierro más interesante del noroeste de la Península Ibérica, que recientemente fue declarado "Bien de interés cultural", situado en la Ribeira Sacra, en el Concello de PortoMarín (Lugo), una maravilla que hay que visitar.

¡Ya llevo 78 días en ruta!
Os sigo contando.....